La Agenda 2030 ( https://bit.ly/3ZCpRjN ) es un plan de acción global adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. Esta agenda establece un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas interconectadas que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos.
Los 17 ODS abordan temas críticos como la pobreza, el hambre, la salud, la educación, la igualdad de género, el agua y el saneamiento, la energía, el trabajo decente y el crecimiento económico, la industria, la innovación y la infraestructura, la reducción de las desigualdades, las ciudades y comunidades sostenibles, la producción y el consumo sostenibles, el cambio climático, la vida submarina, la vida de ecosistemas terrestres y la paz, la justicia y las instituciones sólidas.
La Agenda 2030 busca asegurar que el desarrollo económico, social y ambiental esté equilibrado y se realice de manera sostenible, involucrando a gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y la ciudadanía en general. Se espera que los países implementen los ODS en sus políticas nacionales y en sus planes de desarrollo, y que los ciudadanos contribuyan al logro de los objetivos a través de acciones individuales y colectivas.
En resumen, la Agenda 2030 es una llamada global para abordar los desafíos más urgentes de la humanidad y crear un futuro sostenible para todos.
Hasta aquí, todo suena como un cuento de hadas que hasta al más soñador de los revolucionarios le encantaría que se hiciese realidad, erradicar el hambre en el mundo, impulsar la igualdad de género, agua para todo el mundo, etc... ¿Pero qué se esconde tras estas buenas intenciones a priori?
Si nos paramos un momento a analizar los puntos acordados en 2015, encontramos varias consecuencias indirectas que a simple vista, no son perceptibles.
La agenda 2030, es un sistema de gobierno globalizado que no ha sido elegido democráticamente, pues gran parte de su influencia viene dada por los grandes dueños de las empresas más poderosas del mundo y otra parte, por los dirigentes de los estados participantes. Esto convierte a nuestro planeta en una plutocracia global, donde las grandes empresas influyen en las decisiones del mundo y además, son las que financian a los líderes de los partidos políticos que gobiernan en el país, por lo que directamente estamos en un sistema anarcocapitalista donde los puntos de la agenda 2030, son directamente diseñados, implantados y asegurados por las marionetas de las FAANGTS (Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google, Tesla y Samsung) -No es casualidad que suene como colmillos en inglés, ya que nos "chupan la sangre" a diario-.
Las primeras consecuencias no han tardado en aparecer, como la creación de bunkers disfrazados de ciudades innovadoras, como el gran proyecto de la ciudad lineal (una ciudad de 150km de largo ( https://bit.ly/41MQrIG ) y 1km de ancho en mitad del desierto, invisible desde fuera) o las ciudades de 20 minutos ( https://bit.ly/3Lecum7 ) (ciudades divididas en distritos donde todo está a 20 minutos de tu casa y en la que cambiar de distrito conlleva una multa para evitar aún más la movilidad social), donde sólo las élites mundiales (propietarios y grandes accionista de las FAANGTS y asociados) podrán formar parte de dichas urbes y de sus estratos superiores.
¿Qué conlleva la separación por ciudades y/o distritos en estas mismas? Como sucedía en la antigua Grecia, la organización política venía dada por los autogobiernos de las grandes ciudades o ciudades-estado como Atenas o Esparta en la que sólo los ciudadanos tenían derechos y deberes.
Nada fuera de lo normal, hasta que vamos a la definición de "ciudadano" de aquella época, un ciudadano es una persona que participa activamente en el gobierno de la ciudad-estado (polis) y tiene el derecho de participar en la toma de decisiones políticas. Según su definición, los ciudadanos son libres, hombres mayores de edad, nacidos de padres ciudadanos y que han completado su educación cívica.
Esto excluye a las mujeres, niños y niñas, extranjeros, esclavos, etc. Estamos hablando de una definición antigua que se aplicaba en la Atenas del S. V a.C.
¿Qué definición de ciudadano se aplicará en las nuevas ciudades-estado como la ciudad lineal, Dubái o las ciudades de 20 minutos? ¿Crees que tú y yo ciudadanos de a pie estaremos incluidos en dichos derechos y deberes o que se nos excluirá como se hacía en la antigua Atenas?
Este solo es un pequeño análisis del primer punto, hay 168 puntos más, igual de controvertidos, iremos analizándolos todos para que no te engañen.
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Muchas gracias por leer hasta el final, deja en tus comentarios cualquier duda, pregunta, sugerencia o antítesis que tengas, lleguemos a una síntesis superior y superemos nuestro estado vital actual.
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